viernes, 30 de enero de 2009

Bajo Presion.

Mientras paseaba, las olas empezaron a levantarse y a estrellarse contra las rocas, pero el viento seguía sin soplar. Me sentía clavada en el sitio por la presión de la tormenta. Todo se arremolinaba a mi alrededor, pero donde yo estaba nada parecía moverse. El aire tenia una leve carga eléctrica; sentía la estática en el pelo.

A lo lejos las olas se veían mas bravas que cerca de la orilla. Podía ver como azotaban la linea de los acantilados y proyectaban grandes nubes de espuma blanca hacia el cielo. Aun no se apreciaba ningún movimiento en el aire, aunque ahora
las nubes se acumulaban con mas rapidez. Era una visión extraña, como si se movieran por voluntad propia. Tuve un estremecimiento, aunque sabia que solo era una ilusión creada por la presión del aire.

Los acantilados se recortaban como el filo de un cuchillo negro contra el cielo amoratado. Tenia grabada en mi mente la imagen de los cuerpos cayendo en espiral al agua. Imagine la sensación de libertad absoluta en la caída. El vacío de mi pecho se hizo aun mas angustioso.

Tenia que haber alguna forma de aliviarlo. El dolor se volvía mas insoportable por segundos. Mire hacia los farallones y las olas que rompían contra ellos.

Bueno, ¿y por que no? ¿Por que no acabar con esa angustia ahora mismo?


Sabia como llegar hasta el sendero que corría junto a los acantilados, pero tuve que hallar el caminito que llevaba hasta el borde. Mientras lo seguía, fui buscando bifurcaciones y recodos, para llegar al saliente inferior y no al mas alto; pero el camino conducía hacia el extremo del acantilado sin ofrecer opción alguna. No tenia tiempo para buscar otra forma de bajar: la tormenta se movía cada vez mas rápido. Al final, empece a sentir el viento en la piel y la presión de las nubes mas cerca del suelo. Cuando llegue al punto donde el sendero de tierra se abría hacia aquel precipicio de roca, las primeras gotas de lluvia salpicaban mi rostro.

No fue difícil convencerme a mi misma que no tenia tiempo para buscar otro camino: quería saltar desde lo mas alto. Esa era la imagen que tenia grabada en la cabeza. Deseaba sentir que volaba en aquella prolongada caída.

Sabia que era lo mas estúpido e insensato que había hecho en mi vida. La idea me hizo sonreír. El dolor empezó a remitir.


El agua sonaba muy lejos, incluso mas que antes, cuando la oía desde el sendero que corría entre los arboles. Al pensar en la temperatura que podía tener el mar hice una mueca, pero no me iba a acobardar por eso.

El viento soplaba ahora con mas fuerza y la lluvia me azotaba y se arremolinaba a mi alrededor.

Me acerque al borde, manteniendo la mirada fija en el espacio vacío que se abría delante de mi. Los dedos de mis pies tantearon a ciegas, acariciando la repisa de roca cuando la encontraron. Respiré hondo y contuve el aire dentro de mi pecho, esperando.

Sonreí, levante los brazos como si fuera a tirarme de cabeza y alce el rostro hacia la lluvia.
Pero tenia demasiado grabados los cursos de natación en la piscina publica: la primera vez, salta con los pies por delante.
Me incline, agachandome para tomar mas impulso…

… y me tire al acantilado.

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